Thursday, March 10, 2011

Una de cal y una de arena


Ayer le tiramos flores al subte, y hoy va un palo.

Ayer a la mañana, al parar el subte en que íbamos en una estación, de nuestro vagón bajó un negro con pinta bastante dudosa (está claro que el aspecto no asegura nada, pero si había que apostar por un chorro la apuesta segura era con ese), para, una fracción de segundo antes de que se cierren las puertas, tirar un manotazo por otra puerta y afanarle a un chinito un iPhone que llevaba en la mano bastante a la vista.

El timing fue perfecto... al momento en que el chinito se dio vuelta, la puerta se cerraba y el tren arrancaba.

Lo que me sorprendió fue que la chica que estaba al lado y lo vio, que se bajaba en la siguiente estación, antes de bajarse sacó un cuadernito, escribió sus datos y se los dejó al damnificado para que la use como testigo.

Otro le dijo que golpee la puerta del maquinista y lo reporte, cosa que hizo, y empezaron a llamar por radio a todos lados. Igual, dudo que el chinito recupere algo.

Sirvió para recordar que, si bien esto es más seguro que lo que estamos acostumbrados (nos sorprendió la cantidad de gente que va con iPhones, iPads, Kindles, etc etc a la vista en todo horario, aún muy tarde), en las grandes ciudades uno nunca puede descuidarse.

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